Estamos en un nuevo paradigma. Hasta hace poco tiempo nos
centrábamos en las creencias, en detectar nuestras limitaciones, pero solo
podemos ir a buen puerto cuando tomamos el timón hacia la acción concreta.
Otro aspecto del nuevo paradigma es asumir que no estamos en
una zona de confort, sino de control. Solo cuando nos atrevemos a superar la
incertidumbre atravesamos el “techo de cristal” y podemos a ir hacia nuestros
logros.
No debemos enfocarnos en el problema, sino la solución que
podemos darle. Solo así construimos el trampolín hacia la auténtica
transformación.
Las Oportunidades son causas creadas por nuestras acciones.
Si bien, podríamos considerar que son circunstancias que se presentan sin que
las busquemos concretamente, también es cierto que solo percibimos aquello para
lo cual estamos preparados.
En cada una de las 6 etapas para concretar nuestro proyecto se
establecen los hábitos específicos que debemos generar para pasar a la acción
concreta que materializará el deseo en la realidad.
La clave del punto de partida se establece en el primer
paso, ya que nadie puede avanzar en su camino si no se conoce bien a sí mismo.
Primer Paso: ¿Qué Quiero?, ¿Quién quiero ser?. En esta etapa
se determinan las acciones y cualidades que debes implementar en tu proyecto.
Segundo Paso: El Propósito. Se alinea la esencia del proyecto
con tus valores fundamentales, en congruencia con la cadena SER – SENTIR –
DECIR – HACER.
Tercer Paso: La Mejor Versión. Harás un aporte de valor al
mundo desde tu talento y potencial creativo. En este paso se supera el techo de
cristal.
Cuarto Paso: Administración del Tiempo. Se determinan las tareas
importantes y las urgentes. Los problemas ya no serán relevantes porque nos
enfocamos solo en las soluciones. Creamos las causas que producen las
oportunidades.
Quinto Paso: Acciones hacia la Meta. Todo comienza a
centrarse en el sentir y se materializa el deseo. Nos focalizamos en el QUE y
surgirá el COMO naturalmente.
Sexto Paso: Las Acciones con El Proyecto Concretado. La
cadena SER – SENTIR – DECIR – HACER está en congruencia con el propósito y se
alinea con el proyecto hecho realidad.
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