“No dejes para después lo que puedes hacer ahora”, expresa
un conocido refrán. ¿Y qué pasa con las ganas?.
El desafío en cada uno de nosotros es detectar por qué
estamos desmotivados. A veces, podría ser porque las tareas nos resultan
rutinarias y nos aburren pero… la tarea hay que hacerla; otras veces podría
pasar que las tareas son abrumadoras y el tiempo para realizarlas es poco y nos
asalta la ansiedad pero… hay que lograrlo;
otras veces podría ser porque no encontramos sentido al resultado pero…
la tarea es necesaria.
Entonces afrontamos una encrucijada entre el aburrimiento,
el tiempo y el resultado. Lo importante es poder reconocer el motivo del
desgano.
En el cotidiano quehacer de toda actividad, profesión o
proyecto que encaramos siempre habrá tareas que nos agraden y otras que nos
disgusten. El impulso se produce en el hacer mismo, cuando comenzamos a hacer
sin pensar, sin esperar que sea el momento oportuno, todo toma otro matiz.
Uno de los secretos es tener la certeza de que la tarea nos
acera a un logro. Debemos tomar distancia, alejarnos de aquello de lo cual debemos
desvincularnos. Por ejemplo, si mi proyecto es “bajar de peso” y considero que
quiero dejar de comer las harinas dulces que tanto me agradan, que deseo dejar
de estar tanto tiempo viendo televisión, etc. me conecto con aquellas cosas de
las que me tengo que alejar y mi plan de bajar de peso queda siempre solo en
eso, en un plan, dado que tendré en mi mente las situaciones a las que debo
renunciar, aunque sean placenteras. En cambio, si me centro en aquello a lo que
deseo acercarme con su correspondiente beneficio, por ejemplo: consumir frutas
y verduras, ingerir tanta cantidad de agua por día, salir a caminar tanto tiempo
diario, etc. me estoy conectando con todo aquello a lo que debo acercarme para
obtener un resultado positivo y mi plan para bajar de peso se convierte en
acción concreta.
Muchas personas que anhelan transformar su realidad no encuentran
la motivación para concretarlo, en parte porque sienten que son ambiciosas en
su proyecto; imaginan que todo lo que deben hacer para alcanzar el logro es incompatible
con el lapso de tiempo en el que se proponen alcanzar los objetivos.
Es muy importante que cada meta sea medible en lapsos de
tiempo posible. Volviendo al ejemplo de bajar de peso, si la meta es bajar 10
kg, no lo podré conseguir en 2 meses. Todo plan de acción debe estar acotado a
las posibilidades del momento.
Finalmente, la motivación puede lograrse delimitando las
tareas. Algunas personas comienzan su día realizando las tareas más ingratas
para no estar pendientes de las mismas, otras personas las dejan para el final
del día, ya que si las realizan al principio del día pierden entusiasmo para el
resto.
De ahora en más, conócete en tu hacer, organízate y el
logro llegará por añadidura.