Todo proyecto requiere de un propósito, este es el eje central para alcanzar el éxito. Sin embargo, a veces lo tenemos bien claro pero igual nos cuesta avanzar hacia nuestra meta.
El propósito está directamente relacionado con nuestros valores fundamentales. Por eso, una y otra vez interviene en nuestra acción nuestra memoria emotiva. Esa memoria está matizada por la “conciencia de depósito”, es nuestro backup, ese lugar muy profundo en el que guardamos nuestras experiencias de vida.
La consciencia de depósito actúa mediante señales que pretenden ser un escudo autodefensivo: “cuidado!!!”, nos grita y nos remite a algún pensamiento sobre situaciones puntuales en las que las cosas no habían salido bien. Y una situación puntual vivida y sentida, suele ser una evidencia irrefutable.
Atención, tenemos el recurso de rescate: nuestro foco de atención”. Debemos reconocer todas las experiencias alojadas en la conciencia de depósito para que no actúen como barreras sino como trampolín hacia una realidad diferente, la cual será diagramada mediante nuestro centro de atención plena en el instante presente.
El error del pasado es camino transitado, y si hay obstáculos o piedras debemos saltarlos y seguir. Nuestros pensamientos basados en el presente le informarán a cada emoción negativa que aquello ya pasó, que el presente es una nueva configuración en nuestro software personal.
Nuestro Hardware (toda esa estructura que nos define) no puede reconfigurarse pero nuestros pensamientos pueden ser nuestro antivirus, o no. Cuando los reconocemos y los aceptamos tenemos la opción de formatear aquello que nos limita.
Si te dispones a hacer el RESET de tu programa, Felicitaciones! acabas de emprenderte hacia tu propio desafío.